La observa, un espectador silencioso oculto por las sombras, siguiendo la ruta de su falda, orientándose con su risa. Ella, dulce niña inocente, no se da cuenta de nada. Gira, salta, grita, se ríe. El sol la baña al derecho y al revés, mientras ella gira, gira, y gira... Sakura corre, riendo, encantada del día precioso que hace, y juega con su
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